Sarah Kay
Yo crecí con Sarah Kay, y volver a verlos ahora me traen un sinfin de recuerdos de aquella etapa de mi vida
Llega a nuestro país en la década del 70 de la mano de Editorial Atlántida, en plena dictadura militar.
Sarah Kay es una marca registrada, son una serie de 140 dibujos que no tienen diálogo dibujados por la australiana Vivien Kubbos.
Son una serie de ilustraciones donde niños y niñas jugaban, en contextos austeros y difusos, donde tenían que trabajar (limpiar, coser, cocinar, lavar, servir al otro) pero ante esa adversidad lo más importante era que afloraba el amor, la amistad y la felicidad, vivían en un contexto atemporal, rodeados de flores, peluches y mascotas, muestran a una nena humilde, austera y campesina rodeada de naturaleza, son niños que juegan a ser grandes y que por lo general aparecen vestidos con ropa de adultos,
las imágenes tratan de recuperar un modelo de mujer de finales del siglo XIX
en figuritas, muñecas, forros de cuadernos, papeles de cartas, diarios íntimos, y hasta en cortinas, almohadones o sábanas
las niñas de entre 5 y 13 años, como también las adolescentes, se convirtieron el principal mercado consumidor de los productos
La Editorial Atlántida decide poner en circulación estas imágenes para formar mujeres en un momento de censura, donde no era posible comprar y leer cualquier cosa, quizás esto ayudó a que Sarah Kay se masifique.
Sus álbumes se podían comprar en el quiosco de la esquina, mientras otras publicaciones eran censuradas y había gente que desaparecía.
Dibujos llenos de detalles románticos, muebles clásicos restaurados y una paleta en rosa pastel: muestra el estilo shabby chic llevado a su máxima expresión.
(partes extraídas de la investigación de la doctora Paula Caldo)